Entrevista a Mauricio Cajina, vicealcalde de Somoto entre 1997 y 2001




¿Qué significa para usted la solidaridad?



La solidaridad yo la vería desde el punto de vista de una responsabilidad compartida, tanto para el que da la ayuda y colabora como para el que la recibe. En este caso de ver la necesidad, desde el punto de vista que necesitado no es únicamente el que no tiene dinero, sino que una persona puede ser necesitada de conocimiento, de autoestima. La solidaridad, por tanto, no se limita a un solo tipo de colaboración, no la necesita únicamente el que es pobre económicamente, sino que hay que mirar los diferentes tipos de pobreza… la pobreza de conocimiento, de autoestima… Entonces, tomando esa forma de definirlo, conlleva una responsabilidad tanto para el que recibe solidaridad como para el que la da. Por tanto, la solidaridad va a venir siendo una responsabilidad compartida. Yo la veo, desde ese punto de vista, de una manera muy integral, no la veo únicamente en una vía y tampoco la veo como mendigar una ayuda, sino como el hecho de compartir, tanto ayudas como conocimientos, situaciones económicas, etc. El problema es que la mayoría de veces materializamos mucho la solidaridad pero realmente no se trata únicamente de una cuestión económica, que en parte sí, sino de muchas otras cuestiones que van asociadas a la relación humana. Si solamente hay transferencia económica y material no estamos haciendo una buena solidaridad, estaríamos cojeando, no estaríamos mirando al desarrollo humano, sino solamente al desarrollo económico.



Si partimos de la premisa que el sistema económico mundial crea desigualdades, ¿cómo se pueden superar?



Yo creo que uno de los argumentos que hay que utilizar para vencer las desigualdades creadas es la transmisión de conocimientos, crear consciencia en la población, sobre todo en los lugares donde hay mucha pobreza. Es un proceso que tiene que comenzarse y que tiene que darse como tal, no puede verse como un cambio rápido de un año, de cinco años… tiene que encaminarse desde otro punto de vista, de un camino largo pero necesario, que debe abarcar desde empezar a leer hasta llegar a formar consciencia a través del conocimiento. Creo que es la mejor manera de combatir el sistema imperante a nivel mundial. La globalización, que está sentada sobre las bases de la inequidad, sólo se puede combatir mediante este proceso que no va a ser rápido, pero que precisamente por eso debemos estar motivados para seguir luchando cada día. Debemos tener consciencia que muchas de las cosas que empecemos hoy no las miraremos terminar, pero eso forma parte del proceso, enseñarlo al joven para que un día sea él quien lo pueda continuar y que él, a su vez, lo pueda transmitir a la generación que vendrá detrás. Esa es una de las principales vías que nos va a permitir encaminar la lucha contra este sistema injusto. También es importante hacerles ver que no necesariamente porque uno ha nacido pobre tiene que morir pobre, sino que hay un orden establecido en el mundo que hace que pase eso y que hay que revertirlo. Entonces, si ellos logran entender ese proceso mundial, tendrán, la posibilidad de reaccionar ante esta injusticia, porque se llega a un punto en la pobreza en que ya no se reacciona, en que uno se conforma, se pierde la autoestima y uno piensa que como es pobre ya se va a quedar así para siempre. Yo pienso que hay que luchar contra eso y el medio principal es trabajar como las hormigas, poquito a poco, poquito a poco, para ir andando camino.



¿Cómo valora la ayuda que ha aportado el hermanamiento en Somoto?



Yo siento que ha sido un hermanamiento desde el cual se ha desarrollado una relación de ayuda y respeto mutuo, principalmente. De ayuda mutua porque nosotros hemos podido transmitir tal vez un poco de experiencia, de relaciones de participación ciudadana, etc. que hemos logrado compartir con la gente que ha venido aquí a conocer Somoto. Y también de respeto mutuo porque se ha hecho en base a las necesidades que se han presentado desde aquí y respetando los convenios y los acuerdos, siempre asentados para atender las necesidades específicas de Somoto. Aquí hacen falta muchas viviendas. Hasta el año 2000 había una necesidad de entre 900 y 1.000 viviendas, es decir, casi 1.000 familias sin vivienda, y por eso se planteó la necesidad de trabajar en ese aspecto. También hay muchos niños que sufren las consecuencias de la precariedad alimentaria, y por eso se planteó la posibilidad de crear los comedores infantiles. Por tanto, se ha dado respuesta a necesidades reales. Pero para mí lo más importante es que todo eso se ha dado en ánimo de confianza entre las dos partes, de relación mutua, de comunicación. Y yo creo que la base de los hermanamientos debe estar puesta en esos tres ejes: una base de confianza, de comunicación y de respeto mutuo. Si eso se quebranta, entonces se rompe la relación, porque cada quien va a querer hacer lo que le parece y lo que le parece pocas veces está sujeto a la realidad, a las necesidades más importantes de la gente. Es importante, pues, no ver el hermanamiento como una relación personal, que también existe, sino verlo como una relación de pueblos y comportarnos como representantes de esos pueblos a nivel institucional, dejando de lado los intereses personales.



¿Cómo valora la doble vía que plantea el hermanamiento Somoto-Vic?



A mí me parece que el sistema de hermanamiento de doble vía es el mejor que se puede dar y queda comprobado por la marcha del hermanamiento mismo e igual también con la relación con los miembros de Vic y de Foyere. Se intentó también con Leganés. Para mí el mejor modelo es el de dos vías, porque este modelo da apertura a la participación ciudadana. Si miramos la experiencia ya han existido modelos en donde sólo ha habido una parte, la de participación institucional, y otros en los que sólo ha existido asesoramiento técnico, este es un modelo limitado. Está comprobado que es necesaria la participación de la población, no sólo para que colabore, sino además para que se comprometa en el avance de los proyectos, en el avance del desarrollo. Es decir, no podemos formar una sociedad pasiva, que solamente reciba los beneficios de la cooperación, sino que debemos aspirar a ayudar a formar una sociedad activa que, además de aportar ideas, pueda aportar su participación y que tenga para colaborar en el desarrollo. De esa manera, además de ir permitiendo mejores condiciones de vida para una población, estamos también motivando a esa población para que sea un ente activo del desarrollo. Por lo tanto yo creo que es el mejor modelo se ha visto hasta ahora y que ha respondido. Además también tiene la ventaja de permitir que si alguna vez la parte institucional quisiera romper el hermanamiento, la parte de la sociedad civil pudiera mantener las vías de relación y pudiera también, desde una posición de sociedad civil organizada, presionar a las instituciones para retomar el camino del hermanamiento y dar respuesta a las necesidades del pueblo. Eso para mí es muy importante y también podría darse a la inversa, es decir, que fuera la sociedad civil la que quisiera romper el hermanamiento y la institucional la que decidiera presionar e intentar que se retomara la vía civil. Para mí lo más importante es que hay dos vías de relación pero que deben estar en un mismo sistema de comunicación, compartiendo los mismos esfuerzos, las mismas experiencias, para poder ser más eficiente en el modelo de desarrollo.



¿Cómo debería afrontar Asomvic el futuro del hermanamiento?



No existe una escuela donde se da a aprender cómo es una relación de hermanamiento. Hemos venido aprendiéndolo y ese es el camino que estamos haciendo sobre un modelo adaptación un poco flexible. Yo creo que esa es una de las estrategias, seguir un modelo adaptable a las situaciones y a los acontecimientos que van pasando, pero sin perder nunca de vista a donde queremos llegar y los principios sobre los que hemos comenzado. Nuestro principio es de beneficio social y eso se debe mantener por encima de todo. Otro de los principios sobre el que hemos venido aprendiendo es el de la descentralización. Ese es un aspecto muy importante porque a veces lo hablamos mucho pero no lo hacemos. Es una experiencia que nos ha dado el hermanamiento porque las actividades no sólo las tiene que llevar a cabo quien está gobernando sino que hay mucha más gente detrás que tiene que responder y trabajar en esas mismas actividades para que salgan adelante. Para mí los elementos clave de la descentralización son la comunicación, la confianza y el apoyo mutuo. Por lo tanto, la base, para mí, el modelo adaptativo, que nos va a permitir moldear el momento por el que pasamos, las circunstancias concretas, y no perder de vista los principios sobre los cuales se forma el hermanamiento. Otro punto clave que debemos aprender es que uno debe ayudar y colaborar sin esperar ninguna recompensa, la mayor recompensa es haber hecho algo que sirvió a alguien, al conjunto de la sociedad, sin esperar nada a cambio, trabajando sólo por un principio de solidaridad y de justicia social.



¿Qué papel debería jugar la alcaldía de Somoto en el hermanamiento?



La municipalidad tiene una gran responsabilidad en el nuevo modelo de desarrollo que se trata de impulsar a nivel mundial. Ahora se ve que el desarrollo debe partir de la parte local y no como antes, que se creía que debía partir desde los gobiernos centrales hacia abajo. El nuevo modelo que estamos convencidos que se debe aplicar es de desarrollo humano, no el del desarrollo de crecimiento económico. Un hermanamiento como el de Asomvic supone un fortalecimiento para la municipalidad porque le está dando una oportunidad para involucrar a más gente en su desarrollo. La municipalidad, por tanto, debe tomar ese reto y darle acompañamiento. La experiencia nos dice que la municipalidad puede atender, por ejemplo, 20 casos sobre cien, pero una parte importante del 60% restante se puede atender desde una relación de hermanamiento y eso supone que ya no todos los casos lleguen a la municipalidad, sino que otros grupos trabajen paralelamente para atender necesidades de la población. Por lo tanto el papel de la alcaldía es de apoyo y acompañamiento, es decir, de facilitación del proceso, al hermanamiento. Lo que sí tiene que vigilar la alcaldía es que todo se haga en base a un plan de desarrollo municipal, para que no se lleven a cabo proyectos que estén fuera de las necesidades sociales. Por lo tanto, el papel de la municipalidad el de acompañar, facilitar e impulsar. Se tiene que evolucionar hacia un modelo participativo porque si las municipalidades piden descentralización a los gobiernos centrales también deben ser capaces de llevar a cabo esa misma descentralización hacia los barrios, hacia las comunidades rurales, porque de esa manera se permite la participación de la sociedad civil. La participación, además, conlleva el desarrollo de capacidades por parte de la población y eso es lo que la hace más interesante, la formación de la sociedad a través de los procesos de desarrollo. Por tanto, la municipalidad no puede decidir por sí sola, sino que debe contar siempre con la aceptación y la colaboración de la sociedad.



¿Cree que se conoce suficientemente entre la ciudadanía somoteña ASOMVIC?



Los que hemos tenido responsabilidades en el hermanamiento hemos pecado de no darlo a conocer suficientemente, pero ha sido también por intentar ser más eficientes y centrarse en que el fondo llegue a cubrir la necesidad que se quiere y en ese sentido se ha descuidado un poco la divulgación. La divulgación implica reconocer que se han hecho diez casas, por ejemplo, con la ayuda del hermanamiento y del pueblo, y eso es importante, porque ayuda a motivar a otra gente para que se una al hermanamiento. Desde ese punto de vista se ha fallado porque muchas veces no se ha sabido explicar bien. En realidad la divulgación no debe verse como un gasto de energías sino como un fondo de inversión en el sentido cuya ganancia va a permitir implicar a más gente en el desarrollo. Tendría que fortalecerse, pues, el proceso de información y no caer en el sistema neoliberal, que se centra mucho en la propaganda de lo que se ha hecho, pero sin explicar de donde viene y es importante que la población sepa que en otro lugar del mundo y en Somoto mismo hay una grupo de personas que se asociaron para que eso sea posible.



Comment (1)

joan ballana

6 d’octubre del 2009, a les 1:10

Cajina, un abrazo fraternal des de Vic. Tu compañero te recuerda. Arriba la revolución!
Mònica i Josep, records i petons! A cuidar-se.