La cooperación no gubernamental en tiempos de crisis - Joaquim Rabella

La cooperación no gubernamental en tiempos de crisis

Antes de analizar el impacto de la actual crisis mundial sobre la cooperación no gubernamental deberíamos precisar lo que entendemos por cooperación no gubernamental y sus objetivos.

Para empezar, no podemos hablar de una sola cooperación no gubernamental.

En el caso de la cooperación gubernamental su definición y objetivos son mucho más claros. La gran mayoría de dicha cooperación no pretende contribuir a cambios profundos en las estructuras económicas, sociales, políticas, medioambientales ni culturales del mundo, sino sólo aminorar las brutales diferencias actuales dentro de los países del sur, hacer a estos países más viables para que el sistema siga funcionando con los mismos esquemas y, en definitiva, evitar conflictos y explosiones, que si bien y en determinada proporción pueden incluso ser útiles al propio sistema, conllevan un evidente peligro de desbordamiento incontrolable de dichos conflictos, como ya se están dando en algunos lugares del mundo.

Ningún programa de la lucha contra la pobreza, ni los Objetivos del Milenio, ni las Declaraciones de Monterrrey, París o Akra, habla, en ningún momento, de reducir la brecha entre países ricos y países pobre (mejor dicho, empobrecidos). Sólo dirigen sus objetivos a lo interno de los países del sur. Se trata, como en el Gatopardo, que todo cambie, para que todo siga igual.

En estos programas y foros, casi nunca se habla de justicia, sino de seguridad y en el mejor de los casos de “humanidad” en el sentido de caridad. Incluso los planteamientos de la administración Obama, posiblemente la más “amigable” de la historia de Estados Unidos en los aspectos sociales, plantea la cooperación al desarrollo como una herramienta básica para la seguridad mundial, dejando claras las finalidades de estas estrategias de la cooperación internacional, llenas de condicionalidades económicas y políticas, para evitar que el desarrollo de los países del sur vaya más allá de lo previsto.

Uno de los principios de la cooperación norteamericana en los años 80 era “Japón nunca más”, refiriéndose al fuerte apoyo dado por Estados Unidos a Japón en la postguerra (como tapón a la expansión comunista en Asia) y que transformó al país en competidor en lugar de cliente.

En la cooperación no gubernamental, que aquí tratamos, la situación es mucho más compleja en función de la ideología de las ONG u otras organizaciones que trabajan en ellla.

Simplificando, porque tampoco la división es tan sencilla, hay ONG con ideología claramente asistencialista y otras con ideología claramente transformadora.

Incluso las primeras, que estarían más cerca de las líneas de la cooperación gubernamental, suelen tener objetivos finales más amplios y altruistas que ésta, aunque con herramientas poco estratégicas a largo plazo.
Por otro lado las ONG con objetivos de transformación, suelen estar muy condicionadas por sus financiadores, la mayoría de carácter estatal (AOD).

No se puede hablar pues de las ONG como un sector homogéneo, como no se puede hablar de la sociedad civil como un sector social homogéneo. Hay gran diversidad de objetivos, intereses y herramientas de trabajo, en muchos casos totalmente antagónicos.

Por ejemplo, no es lo mismo una fundación norteamericana, con presupuestos millonarios, variadas actividades comerciales y dirigida por consultores de alto nivel salarial, que ciertas ONG agrupadas en redes cuya herramienta para el desarrollo es el fortalecimiento de la sociedad civil del sur y del norte y con pocos medios financieros disponibles.

Dentro de la Coordinadora Civil, de la FONG y del Secretariado de ONG internacionales, seguro se producen también diferencias entre sus miembros, aunque unas ciertas normas o códigos éticos internos, regulen algo estas diferencias.

Pero en general su campo de actuación es el de la sociedad civil, como herramienta de transformación o simplemente como medio para ejecutar proyectos.

La cooperación gubernamental, en cambio, por su propia naturaleza y al margen de su ideología, debe trabajar fundamentalmente con las instituciones (gobiernos nacionales y municipales, etc.) apoyando las políticas de éstas, con diversas herramientas, la más avanzada de ellas, cuando las condiciones lo permiten, es sin duda el apoyo presupuestario. Todo y con esto, está claro que sin unas políticas económicas, comerciales, sociales, monetarias globales, el impacto de la cooperación gubernamental siempre será muy pequeña y marginal.

Deberían no mezclarse estos ámbitos de actuación de la cooperación gubernamental y de la no gubernamental, aunque si, deben complementarse.

Entre otras cosas la cooperación gubernamental puede (o debería) financiar a la no gubernamental para su incidencia en la sociedad civil- La cooperación no gubernamental debería apoyar las políticas institucionales, en los lugares y sectores donde las instituciones no peden llegar, sin contradecir dichas estrategias.

Todo esto es muy fácil de decir, pero en la práctica la situación es más complicada. Muchas veces las políticas gubernamentales no cuentan con el suficiente consenso de la sociedad civil para ser legitimadas, la misma sociedad civil puede estar dividida en el apoyo a determinadas políticas y también las ONG pueden pretender elaborar estrategias totalmente desligadas de las directrices gubernamentales, contribuyendo a la ceremonia de la confusión y de la baja eficacia, habitual en la cooperación en general.

Aparte de los cambios positivos que puedan hacerse desde las instancias oficiales, está claro que las auténticas transformaciones, vienen desde abajo, de la sociedad civil, incluso las primeras sin una presión de la sociedad no se producen.

Uno de los lastres de las ONG, ha sido, y es, el proyecto como centro de su trabajo y no como una simple herramienta, posiblemente buena pero herramienta al fin. Sin el objetivo claro de reforzar a la sociedad civil, el proyecto se convierte en una mala copia, a escala reducida del trabajo del gobierno o de la cooperación gubernamental.

Las condiciones económicas de supervivencia de las propias ONG, acentúan la importancia del proyecto en sí, llegando a ser la participación y fortalecimiento de la sociedad un mero complemento obligado en los formularios. Es una de las grandes trampas con que se encuentran las ONG, que a veces se convierten en meras ejecutoras o transmisoras de fondos en lugar de ser impulsoras y facilitadoras del diálogo norte sur y sur sur y del reforzamiento de las estructuras participativas de la sociedad.

Por desgracia se trata de una situación muy frecuente.

En esta época de crisis, aunque la crisis es crónica, por lo que mejor podríamos decir que “la crisis ha hecho crisis”, se acentúan las contradicciones entre estado sociedad civil.

Por un lado hemos visto la tendencia de los estados en ir haciendo dejación de sus responsabilidades, para que éstas, tanto financieras, como sociales, queden en manos del libre mercado y de la sociedad civil respectivamente.

En el primer caso el fracaso de la dejadez y falta de control estatal sobre las finanzas ha sido patente y ha puesto en crisis al propio sistema capitalista y de libre mercado, con todo lo que ello arrastra de crisis mundial, para clases medias y pobres.

En cuanto a las responsabilidades sociales, se ha ido observando, en los últimos decenios, un retroceso alarmante en las conquistas logradas por la sociedad civil (entonces no se llamaba así) durante siglos, lo que en Europa había conducido a la llamada sociedad del bienestar, donde el estado regulaba en cierta manera (en algunos casos en gran manera) las desigualdades a lo interno de los países. Las áreas estratégicas como la salud, la ancianidad, el medio ambiente, el urbanismo, justicia, etc. ya no se dejaban en manos de la iniciativa privada sino que los tomaba en sus manos el estado (que era de todos y elegido por todos) y los regulaba.

Este retroceso en el papel del estado ha ido provocando, inconscientemente una sustitución del papel de éste por la sociedad civil. El razonamiento es: “si el estado no lo hace, tendremos que hacerlo nosotros” y ha comenzado a verse como la cosa más natural del mundo, esta sustitución que, acompañada en Nicaragua por una cooperación masiva y diversificada, ha llevado a asumir la idea que la cooperación no gubernamental es la que debe hacer escuelas, caminos, puestos de salud y dar trabajo a la gente. Con ello se he producido una nueva contradicción. Los gobiernos extranjeros, a través de su sociedad civil y la de los países receptores de ayuda, han pasado a sustituir a los estados de estos países, con el agravante de que sus intervenciones, no suelen estar reguladas por estrategias nacionales.

En definitiva la sociedad civil no debe sustituir al estado, ni éste debe apoderarse de la sociedad civil.

La sociedad civil debe proponer políticas al estado, participar desde su variado ámbito, en los debates sobre políticas y estrategias, coordinarse con las instituciones públicas, y darles seguimiento y control y exigiendo el cumplimiento de sus promesas electorales..

Por su parte el estado, con toda la legalidad y legitimidad que deben darle unos correctos procesos electorales, debe legislar, planificar y ejecutar, previa participación de la sociedad civil desde el ámbito de ésta, pues es con la sociedad civil con la que deberá coordinarse y trabajar de forma coherente.

Una situación ideal sería la de una sociedad civil fuerte e independiente (no homogénea, claro), en un estado fuerte, honesto y transparente, que no abandone por comodidad ninguna de sus responsabilidades, y con una coordinación fluida en todas las etapas del `proceso de las políticas gubernamentales.

En los países socialmente más avanzados y en donde se ha comprendido el papel crucial de la sociedad civil, se apoya desde el estado el funcionamiento de sus organizaciones, como elementos dinamizadores de la sociedad y de mediación con las instituciones públicas, no sólo financiando “proyectos” sino contribuyendo al propio funcionamiento interno de estas organizaciones.

Un sector de la sociedad civil debe resultar incómodo, sin duda a los gobiernos por su carácter de cuestionamiento y vigilancia continuado. Muchos estados preferirían que la sociedad civil no existiera y aunque no se atreven a decirlo, hacen lo posible para domesticarla o peor aún crear su propia sociedad civil desde el estado, dirigiéndola, e integrándola a sus estructuras de poder, cosa que no tiene mucho sentido.

Esto no sólo pasa en países muy próximos a nosotros….

Quizá somos muy maquiavélicos o mal pensados, pero no cabe duda que uno de los intereses perversos de los gobiernos del norte cuando apoyan a sus ONG, para que envíen a su personal a los países del sur, es sacarse de encima un sector de gente, joven en su mayor parte, que en su país pueden molestar mucho y en el exterior se van olvidando de su “desarrollado” país.

Con toda la importancia y la dignidad de la cooperación entre la sociedad civil (la ternura de los pueblos, como dijo el poeta), tenemos que tener claro que las ONG, del norte, como sociedad civil deben trabajar prioritariamente en el norte, para contribuir al cambio en estos países, que bien que lo necesitan y bien que lo necesita el mundo. En los países del sur los protagonistas de la cooperación deben ser sus ONG, como parte de la sociedad civil de sus países, a la que pertenecen.

Dada la diversidad de la sociedad civil, es absurdo y de una simplificación excesiva, decir que la sociedad civil, está contra el gobierno, o el gobierno contra la sociedad civil.

Un sector de la sociedad civil puede estar enfrentado al gobierno y el gobierno puede estar enfrentado a un sector de la sociedad civil, pero sin maximalizar los términos.

De todas maneras, creemos que debe haber unos puntos mínimos de consenso en toda la sociedad civil, sea cual sea la postura política o ideológica de sus organizaciones. Estos puntos son los que hemos indicado antes: independencia del gobierno, coordinación y complementariedad de éste, papel propositivo, de seguimiento y control del gobierno, etc.

También es posible que en algunos casos se de algún consenso muy mayoritario en la sociedad civil, sobre temas de estado y no ponemos ejemplos que todos sabemos.

Y sobre todo, la sociedad civil, debe exigir al estado que se responsabilice de sus obligaciones y no vaya delegándolas, con la excusa de la crisis, lo que sería una trampa mortal para la sociedad civil y para el propio país.

Hay obligaciones ineludibles sobre sectores estratégicos que debe asumir el estado, a través de sus instituciones: salud, educación, seguridad, energía, agua potable, control del sistema financiero, justicia, defensa, política fiscal, seguridad social, etc.

La sociedad civil, sea cual sea su color debe velar para que el estado cumpla con estas obligaciones y también vigilar para que no sean privatizadas partidariamente en nombre del mismo estado. El seguimiento, control y, en su caso denuncia, debe ser una tarea ineludible de la sociedad civil.

Desconocemos cuantas ONG de Nicaragua y sus socios del Norte, tienen claros estas funciones y objetivos de la sociedad civil o asumen el papel asistencialista de sustitución del estado, como ocurría en el siglo XIX, con las fundaciones de caridad de órdenes religiosas, muy encomiables pero que no contribuían a unas estructuras sociales más justas.

Sería bueno que estos criterios sobre el papel del estado y de la sociedad civil se fueran debatiendo, en uno y otro ámbito, para avanzar en un esclarecimiento del campo de actuación de cada uno y evitar maños entendidos y tensiones innecesarias, aparte de las naturales de todo diálogo.

Deberíamos entender que estamos en el mismo barco, o al menos esto creemos y que los países que más han avanzado socialmente en el mundo son aquellos en que se ha producido este diálogo y coordinación de forma continuada. La historia de Suecia a la largo del siglo XiX y XX es un caso paradigmático de este proceso de buen entendimiento, sin traumas excesivos y sin rupturas dramáticas.


Ponencia presentada por Joaquim Rabella en el Foro “Contribución de la cooperación internacional al desarrollo y la democracia en tiempos de crisis”, organizado por la Federación de Organismos no Gubernamentales de Nicaragua (FONG)

SANDINO de Ariel Ponce

El chaparrito- SANDINO


La historia de nuestro país es grande y con sus protagonistas que cambiaron, impusieron, conquistaron, algunos dejaron legado, otros colonizaron, robaron, violentaron, sedujeron, unos con gallardía, otros cobardes, con patriotismo, leales, algunos vende patrias, otros con justicia, con mucho espiritualismo, y otros con nada descalzos, desnudos, muertos de hambre, con piedras defendiendo esta tierra única en América, nuestra Nicaragua Nicaragüita.

No puedo mencionar a todos, unos con grandes historias y otras muy vergonzosas, algunos vende patrias y otros genocidas, pero si al “chaparrito” Augusto César Sandino, acusado de bandolero, de anarquista, espiritualista, guerrillero, comunista, socialista, suicida, Masón, de teósofo, asesino, adventista, milenarista etc…

¿Y quién es Sandino?

“Soy nicaragüense y me siento orgulloso de que en mis venas circule, más que cualquiera, la sangre india americana que por atavismo encierra el misterio de ser patriota leal y sincero.
El vínculo de nacionalidad me da derecho a sumir la responsabilidad de mis actos en las cuestiones de Nicaragua y, por ende, de la América Central y de todo el Continente de nuestra habla, sin importarme que los pesimistas y los cobardes me den el título que a su calidad de eunucos más les acomode.
Soy trabajador de la ciudad, artesano como se dice en este país, pero “mi ideal campea en un amplio horizonte…” Ese es Sandino con sus palabras, desde su manifiesto.
“un hombre pequeño de unos cinco pies de estatura, delgado, de cara fina, ojos menudos pero muy vivaces, nariz fina, era lampiño no tenia barba, era muy vivo, no se le sentaba una mosca”, es ante todo, un representante de los humildes campesinos, obreros y los explotados de América latina, es el frente de la lucha antiimperialista.

Existen antecedentes que contar, cuando Sandino va redimir a su pueblo no es por un impulso necesariamente como lo menciona algunos escritores que lo tergiversan, según ellos, cuando Sandino llega donde Moncada y este lo ridiculiza, Sandino llora del desplante de Moncada y por eso es que Sandino no acepta la rendición según estos escritores.

Es decir según estos escritores o historiadores, Sandino no es por decisión patriótica que no entrega las armas, sino por sentirse descalificado por Moncada.
Moncada generó un estado de ánimo, desarrollando todo tipo de emociones en Sandino, esto es real.
Pero real o no, Sandino no se sintió bien en ese encuentro con Moncada primero por la actitud oligarca de Moncada, -- ¿Cómo se le ocurre morir por el pueblo?-- Le diría en su última entrevista a Sandino:
“El pueblo no agradece, lo importante es vivir bien”.
Sandino llegó a la conclusión que estaba dialogando con una sabandija, que solo pensaba en el interés individual.
El 1 de julio de 1927, dio a conocer su primer manifestó.
“El hombre que de su patria no exige un palmo de tierra para su sepultura, merece ser oído, y no sólo ser oído sino también creído”.
Un hombre sin ningún interés en nada material prometió que no quería recompensa alguna. Planteaba que su lucha estaba completamente desligada de todo interés económico y decía que por el dinero se sentía el más profundo desprecio en los campamentos de su ejército.
Algunos escritores tergiversan el significado de su anti-imperialismo como si fuera una simple coincidencia de los hechos históricos, Sandino con una subjetividad política de autoproducirse históricamente, social y culturalmente. Como un sujeto que produce el mundo social, Sandino viene de una historia, de una geografía que lo obliga socialmente y políticamente a luchar por su país.

En ese contexto el líder no puede obviar las emociones, que son un componente básico del ser humano. El estado de ánimo que generó en Sandino, Moncada al ridiculizarlo por su lucha, le produjo un gran enojo, que esto facilita la salida de temas no expresados y establecer nuevas pautas de acción o comunicación.
Las emociones se crean a partir de acciones simples del ser humano, es como un mecanismo de energía que provoca en el ser humano acciones para favorecer su existencia, pero es a la vez una acumulación de eventos. El liderazgo es clave en la generación de emociones, y se pueden crear a través de los juicios que pueden ser fundados o no fundados. El amigo trabajador de Tampico, que llamó a los nicaragüenses vende patria, le generó a Sandino un estado emocional que lo impulsa a luchar, pero también en una acumulación de eventos que definitivamente influencian su actuar.
En conclusión considero que no solamente fue en los momentos claves de su historia sino un sinnúmero de eventos políticos, y desmanes en la democracia que habilitaron o incitan su lucha contra la invasión yanqui.
Se forma un personaje con una estructura individual y social que le permite la creación de un ser con un nivel de análisis político y económico descomunal que sobre pasa a cualquier político criollo o diputado de nuestra cámara.
Sandino era un Líder de vasto conocimiento, leía mucho, habla y se escribía mucho con intelectuales. En alguno de sus escritos hablaba de Napoleón, de su bravura, pero se decepcionó al conocer su egoísmo y su fanfarronería, prefería la vida de Bolívar lo emocionaba mucho.
Prescribía el futuro de EEUU, iba a la historia, a los desmanes del poder y predecir la historia: ¡Oh dólar maldito, eres la carcoma que mina los conocimientos del imperialismo yanqui, y tu mismo serás la causa de su derrumbamiento!

El escritor Salvador Calderón Ramírez en su libro últimos días de sandino, escribe que los mismísimos senadores del capitolio de Washington, el representante Lewis ha declarado, en plena sesión, que el general Sandino no es un bandido, sino un insurgente que defiende su nativo hogar…

En aquel contexto la muerte de Sandino era una realidad en donde la mentalidad, la filosofía, la política de Sandino en la mente de los políticos y los militares en el poder no era compatible. Sino moría en ese momento lo intentarían en otro instante, Sandino lo sabía o moría traicionado o en combate. Y como lo dijo su padre “ya lo están matando; el que se mete a redentor, muere crucificado”
Ya en los en los últimos momentos cuando procedían a registrarle los bolsillos les dijo: “no llevo un solo centavo porque jamás he tomado fondos a la nación”
Su dignidad mostrada hasta los últimos instantes de su vida, este es ejemplo de un hombre pequeño pero grande, que nos deja un legado incomparable en Nicaragua.
Su carácter antioligárquico y antiimperialista son aspectos que no podemos obviar. Sandino es una fuerza política, social y humana es el factor por el cual cada nicaragüense debería de estudiar su vida y su lucha, hoy estamos en una batalla de ideas, y es necesario prepararse, los nicaragüenses tenemos que conocer la historia de Nicaragua para poder enfrentarnos en esta lucha de ideas.
Debe ser una tarea de cada pedagogo/a o padre de familia de mostrar la historia real de Sandino y su “pequeño ejército loco”, para aprender un poco de su dignidad, de su justicia y no vengan escritores trasnochados a tergiversar la historia, recordemos ningún ser es perfecto.
Ariel Ponce.
Sociólogo